Murales reivindican al pueblo tlaxcalteca

*Los muros de la sede del gobierno en Tlaxcala guardan el legado de la cuna del mestizaje, a través de los frescos de Desiderio Hernández Xochitiotzin, el último muralista mexicano

Nayeli Vélez

Tlaxcala, Tlax.- Una obra monumental que reivindica al pueblo tlaxcalteca y dignifica su contribución a lo mexicano: un mural de 450 metros cuadrados pintado por el maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin en las entrañas del Palacio de Gobierno de Tlaxcala.

Esta obra no solo es notable por su extensión; también por la profundidad artística y la meticulosa técnica del maestro, que además de narrar la historia de la tierra tlaxcalteca, profundiza en su relación con el nacimiento de la nación mexicana como se concibe hasta nuestros días.

La obra puede ser admirada en cuatro grandes bloques: Tlaxcala prehispánica; La Conquista; El siglo de oro tlaxcalteca; y del Siglo de las Luces al Porfirismo.

El propio autor sugería una división en dos grandes secciones: la planta baja, que cubre desde el inicio de la migración de los tlaxcaltecas hasta antes de la llegada de los españoles, y la segunda sección que comienza en el cubo de la escalera, relatando la llegada de los europeos hasta el periodo porfirista.

Al entrar a lo que fueron las antiguas casas reales, hoy sede del edificio gubernamental, se aprecian los primeros frescos que introducen al espectador a los inicios de la historia del pueblo tlaxcalteca.

Se trata de la peregrinación al Valle de Anáhuac, donde a través de un poderoso simbolismo se relata la travesía de los originales, guiados por dos líderes (humano y deidad) hacia tierras más prósperas, la fundación de Tepeticpac, primer señorío de la antigua Tlaxcallan, erigido después de una cruenta batalla de 120 días contra los olmecas xicalancas, y las fiestas rituales a Camaxtli, dios de la guerra.

A partir de esta introducción, destacan fragmentos de la historia que describen detalladamente el uso del maguey como árbol de las maravillas, la representación del antiguo mercado de Ocotelulco, la profecía del regreso de Quetzalcóatl, la Conquista de Tenochtitlán, la alianza hispano-tlaxcalteca y para concluir, el que es llamado por el muralista como el Siglo de Oro de Tlaxcala; además del avance histórico en los siglos XVIII y XIX en la historia de Tlaxcala y la fundación de la nación mexicana.

El mural permanece como un testimonio histórico que ofrece una ventana al pasado de Tlaxcala, y a través de sus imágenes, nos invita a reflexionar sobre la identidad y el legado cultural de la tlaxcaltequidad, terminó acuñado por el propio Xochitiotzin, quien logró con su dedicación y talento, crear una obra que enriquece el patrimonio cultural del estado y contribuye entre sus conciudadanos, a levantar el orgullo de ser tlaxcalteca.

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